Emociones de las madres primerizas

Tercera charla sobre emociones y maternidad. Después de hablar sobre emociones y embarazo y sobre postparto, hablamos hoy del entorno que rodea a las madres primerizas y de cómo estas personas influyen en las emociones de los recién estrenados padres y madres.


 

 

Antes de entrar a preguntas más concretas sobre cómo interpretar lo que es mejor/correcto para nuestr@s hij@s hemos decidido hablar directamente con nuestra asesora en estos temas, Amaia Iruretagoyena y preguntarle esto. ¿Por qué todo el mundo opina cuando eres madre y en especial cuando eres primeriza?

¿Verdad? Es algo que descubrimos cuando somos madres y que es algo chocante. De repente, esa persona que ni te saludaba, se para y te da su opinión sobre que des biberón o pecho a tu bebé.

Esto pasa por varias razones. Por un lado, está la costumbre: parece que la sociedad da por hecho que “está permitido” dar la opinión a cualquier madre sobre cualquier tema. Por otro lado, existe un sesgo cognitivo conocido como “el efecto Dunning-Kruger”, que nos hace pensar que sabemos de un tema más de lo que realmente sabemos. Esto es lo que lleva a muchas personas que no tienen ni idea a opinar de todo.

Por mi experiencia personal añadiría también que algunas veces, detrás de las opiniones, hay una autodefensa inconsciente. 

 

¿Autodefensa, a qué te refieres?

Te pongo un ejemplo. Si una persona decide portear a su bebé y le comenta a otra madre que lo va a hacer porque es mucho más beneficioso para el chiquitín, ¿cómo crees que se siente la madre que ha decidido no portear? Seguro que no lo piensa de manera consciente, pero, inconscientemente, se genera una disonancia cognitiva, una molestia por sentir que algo de lo que ha hecho pueda estar mal.

A nadie nos gusta pensar que no hemos hecho lo mejor para nuestro bebé. De ahí que muchas veces nos lancemos a convencer a la otra persona de los beneficios de nuestras elecciones, en el ejemplo, del carrito vs. porteo, aunque, en realidad, estamos tratando de convencernos a nosotras mismas de que hemos escogido la mejor opción. Es por tanto en el fondo una forma de reafirmarnos en nuestras decisiones.

 

Tantas opiniones no solicitadas generan un montón de emociones a añadir a las ya propias de las madres primerizas. Internet por un lado y luego además, cada profesional, cada persona de nuestro entorno… todo el mundo parece tener una opinión propia, correcta y diferente. ¿No estamos sobre informados?

La gran información de la que disponemos hoy en día, bien usada, me parece una gran ventaja: ahora tenemos muchas más herramientas para entender el cerebro de nuestros hijos, sus necesidades, algunos peligros, las consecuencias de ciertos actos, … Pero, como bien dices, a veces este exceso puede abrumarnos.

Hay cierta tendencia a sobre informarnos, a analizar cada una de las decisiones alrededor de un bebé como si fuesen de vital importancia, buscando diferentes puntos de vista y opiniones para cada cosa. Esto nos genera una sobrecarga mental brutal, que no nos hace ningún bien: nos agota, nos estresa, incluso nos hace perder ilusión.

 

Entonces, ¿dónde podemos buscar ayuda para hacer frente a todas nuestras dudas?

Dentro de la crianza hay diferentes opciones y cada padre y madre ha de valorar cuál es la que quiere adoptar. Es conveniente buscar una serie de referentes que nos convenzan y nos den tranquilidad y seguridad, para escuchar sus opiniones en relación a nuestras dudas. Y, a partir de ahí, debemos hacer un trabajo personal de “relajación de expectativas”. Pretender que la crianza de nuestros hijos sea de diez, es generar una presión muy perjudicial para nosotros mismos y para ellos.

Creo que a veces le damos demasiada importancia a lo externo y a lo que los expertos dicen: ¿qué cereales son los más sanos para mi hijo?, ¿qué carrito es el más ergonómico?, ¿qué zapatitos son los que más cuidan sus pies?, ¿hasta qué edad debería llevar chupete? y así un largo etc.

Esto hace que vivamos en una especie de estrés constante por esa investigación que nunca acaba acerca de la crianza perfecta. Este estrés, este tiempo y esfuerzo adicional en nuestros días y mentes, repercute en nuestros hijos, y eso probablemente tiene mucho mayor impacto que algunas de las anteriores decisiones. Más aún, en muchos casos escuchar activamente a tu hijo es lo que te solucionará la duda.

 

¿Qué quieres decir?

Hay veces que más que leer o informarnos de ciertos temas, el estar con nuestros hijos, observarles, escucharles, … nos va a servir más que dicha información externa. En mi caso, por ejemplo, ha sido mi hija la que me ha mostrado cuándo estaba preparada para dejar el pañal. Por lo visto, ha sido un poco más tarde de lo que los expertos indican, pero ha sido el momento perfecto para que lo haga de manera natural y sin ningún impacto emocional en ella o en nosotros.

 

Cuando escucho en mi entorno a las madres hablando de sus hij@s tengo la sensación de que toman los hitos del desarrollo personal de los niños (lo que comen, lo que duermen, el percentil en el que están…) como logros personales de ellas mismas. ¿Es cosa mía o es una realidad?

Algo de eso existe a veces, sí.

 

¿A qué se debe? ¿Qué es lo que esconde?

En este ámbito, como en los demás, creemos que lo que hacemos, logramos, tenemos, etc. es lo que nos define, por encima de cómo somos o cómo nos sentimos y cómo hacemos sentir a los demás. La maternidad no se escapa de esta creencia. Por otro lado, la manera en que educamos y criamos a nuestros hijos refleja una parte de cómo somos. Esto inevitablemente impacta en nuestra autoestima y en cómo pensamos de nosotras. Por ejemplo, cuando alguien alaba cómo llevas vestidos a tus hijos, o muestra admiración y valida la manera en la que estás educando a tus hijos, ¿cómo no te vas a sentir bien? Sientes una especie de orgullo que refuerza tu autoestima.

 

¿Y ante eso qué podemos hacer?

La opinión externa nos importa, eso es inevitable y humano. El peligro es que olvidemos lo que es realmente importante, y más en el caso de nuestros hijos. Lo importante es que criemos a nuestros hijos de la manera más beneficiosa para ellos y nosotros, con nuestras circunstancias concretas, no para conseguir la aprobación de la sociedad.

Es muy importante estar convencida y segura de lo que vas eligiendo, y entender que muchas veces, las opiniones externas no van sobre ti, sino sobre quien opina. Yo le diría a esa madre que decide, por lo que sea, dar biberón a su hijo, que no intente explicar demasiado su decisión a quien le viene hablando de los beneficios del pecho, y que mucho menos intente convencer a nadie. Porque va a ser una conversación frustrante que le va a restar energía, que precisamente no le sobra en esos momentos. Y que entienda que esa persona que está cuestionándole, en el fondo lo que está buscando es reafirmar sus creencias, su autoestima, sus propias decisiones. Que no se trata de nosotras, sino de ellas.

 

 

 

Está claro que a las madres se les juzga desde el primer momento, hagan lo que hagan, pero hay algunos temas que generan especial controversia y que, en muchos casos, hace que ante la presión social las madres no tomen la decisión que desearían o que se sientan malas madres. Ayúdanos a poner luz sobre algunos temas:

>> El bebé todavía no ha nacido y ya hemos de tomar la primera decisión. ¿Vamos a darle biberón o pecho? ¿Somos malas madres las que optamos por el biberón desde el primer momento?

En esta cuestión, como en la mayoría de las demás, te diré que no existe una única respuesta, porque cada familia es diferente y no siempre la solución es fácil. Parece ser un hecho que la leche materna es la mejor opción para el bebé, pero no siempre lo es para la madre, y ella también cuenta en la ecuación. Una de las cosas más importantes para el bebé es que su madre esté bien. Si dar pecho va a generar lo contrario, yo diría que biberón va a ser entonces la mejor opción para ese bebé.

 

>> Los niños expresan muchas necesidades a través del llanto, pero hay quien nos dirá que les estamos malcriando si no les dejamos llorar… cómo psicóloga, ¿qué nos dirías? ¿hay que dejar que l@s niñ@s lloren?

Hay mucha controversia en este tema. Yo no soy partidaria de dejarles llorar, ya que considero que es generarles un estrés que no tengo claro que no tenga repercusiones futuras en los bebés. Pero creo que hay que ver cada caso, como comentaba con el tema del biberón. Es fácil decir lo que hay que hacer y no hay que hacer de manera teórica y externa, pero luego vivir las situaciones es diferente.

 

>> El trabajo nos obliga en muchos casos a recurrir a la guardería y nos escudamos en que es bueno interactuar con otr@s niñ@s y socializar. ¿Es cierto esto o sería recomendable que estuvieran en casa los primeros años?

Creo que, de nuevo, este tema depende de las circunstancias de cada familia. Parece que la necesidad de socialización de los niños comienza entre los 2 y 3 años, pero mi sensación es que hay niños a los que interactuar con otros les vienen bien en edades previas. Por otro lado, no todo el mundo puede permitirse que sus hijos estén en casa los primeros años, y, en esos casos, la guardería se convierte en una opción necesaria.

 

Estás entonces de acuerdo en que cada niñ@, como cada madre y como cada individuo es una persona que requiere su ritmo y su evolución ¿no? Aún así escuchamos constantes comentarios sobre la edad a la que dejar de tomar biberón, a la que dejar de llevar pañal… ¿qué deberían hacer los padres/madres cuando se vean saturados por las opiniones de los demás? ¿Qué consejo darías a los padres/madres que tienen que enfrentarse a estas (y otras tantas) tomas de decisiones?

Creo que el tema de la maternidad a veces se nos va un poco de las manos. Entramos en un mundo nuevo, en el que no sabemos… y, a nuestra edad, no estamos acostumbradas a no saber y a no controlar. Así que nos ponemos a investigar. Y, a nada que seamos un poco perfeccionistas, algo que me encuentro con mucha frecuencia en sesión, es que esta investigación se va un poco de las manos. Hay cientos de decisiones para las que hay cientos de opciones. ¿Cómo parar?

 

Eso, ¿cómo parar? Y más con Internet, redes sociales, miles de libros…

Efectivamente, las redes sociales y nuestro entorno muchas veces no ayuda, porque parece que cuanto más sabes o más te preocupas por saber, mejor madre eres. “¡Qué desastre de madre si tienes un hijo de 3 años y aún se mea en el pañal! “¿No sabes que ya tendrías que estar quitándoselo desde hace meses?” No queremos parecer madres descuidadas o poco pendientes.

Me gustaría hacer hincapié en lo que decía anteriormente: esta presión por hacer todo en los plazos indicados o darle las cosas “que hay que darle”, nos hacen, incluso si no lo vemos, vivir con cierto estrés y mirando siempre el futuro. Muchas veces eso nos genera no estar presentes, o estarlo, pero con miles de tareas pendientes en nuestra cabeza, que es precisamente lo que puede ser más perjudicial para nuestros hijos.

 

Entonces, ¿qué podemos hacer?

A los padres y madres les diría: informarse es bueno, sí. Está bien dedicar un ratito al mes, por ejemplo, en situar a nuestros hijos en cuanto a la edad y ver si hay algún hito del desarrollo, u otra información que debamos conocer. Por ejemplo, qué cosas no han de comer para evitar atragantamientos; medidas de seguridad en casa; juegos para divertir a los niños según edad, etc. En definitiva, lo que nos genere inquietud. Pero, una vez hecho esto, dediquémonos a “vivir” a nuestros hijos. A permitirles ser, también a su ritmo. Si no hay ninguna alteración del desarrollo, vamos a disfrutar de nuestros bebés, a sonreírles, a jugar, a contarles cuentos e historias, a mostrarles el mundo, … y nos daremos cuenta de que muchas de esas decisiones no son tan importantes.

 

¿Cómo qué, por ejemplo?

Sin tener nada en contra del BLW (de hecho, con una de mis hijas lo he practicado) te lo pongo como ejemplo. Creo que en vez de comprarnos un libro sobre BLW, o pasar horas informándonos en Internet al respecto, incluso planificando su alimentación con este método (que repito me parece fenomenal), sería mucho más beneficioso para nuestros bebés (y ya ni hablo de para nosotras) que invirtiésemos ese tiempo y atención en asegurarnos de que estamos fuertes emocionalmente, o de si estamos comunicándonos bien con nuestra pareja, y si se respira un ambiente bonito en casa. Y, si no es así, invertir en un acompañamiento emocional, que nos va a hacer muchísimo bien, y en consecuencia a nuestros bebés.

 

DÉJANOS TU COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La empresa trata tus datos para facilitar la publicación y gestión de comentarios. Puedes ejercer tus derechos de acceso, rectificación, supresión y oposición, entre otros, según nuestra Política de privacidad.