Emociones en el embarazo

embarazo y pareja

¡Estamos especialmente ilusionadas porque hoy no solo os traemos una súper entrevista sobre las emociones en el embarazo! Sino que, con ella, abrimos una pequeña sección que no tenemos ninguna duda de que os va a resultar tan interesante como útil: emociones y maternidad.

Hace años que tenemos la suerte de conocer y compartir grandes conversaciones con Amaia Iruretagoyena, psicóloga y coach especializada en bienestar personal y relaciones. 

 

Con ella, vamos a ahondar mes a mes en los conflictos más habituales que afrontamos en la pareja y en nosotros mismos ante la convivencia y la llegada de los hij@s. Os animamos no solo a seguirnos, sino también a enviarnos vuestras consultas a nuestro e-mail sol@donostienfamilia.com.

Y, para los interesados en concertar una cita con Amaia, podéis hacerlo en el mail amaia.iruretagoyena@gmail.com o en el 662 590 285.


Buenos días Amaia, empezamos hablando de una realidad que muchas veces, es un tabú. Pero no tenemos ninguna duda de que habrá muchísimos padres y madres que, a través de estas líneas, se verán reflejados.

Hola Sol, estoy encantadísima de poder colaborar en este blog. Estoy totalmente de acuerdo en que existe muchísima información acerca del embarazo, la maternidad/paternidad, el postparto y sin embargo se habla poco (o muy por encima) del torrente de emociones que se viven. Y no sólo de emociones, sino de cómo afecta en las relaciones de pareja, y en la propia relación con una misma.

Comencemos por el principio: El embarazo

Es muy común que durante el embarazo surjan roces en la pareja. Los nervios ante la llegada de un nuevo miembro a la familia, la incertidumbre de cómo será y si sabremos adaptarnos, las hormonas … Puede haber pequeñas crisis de pareja. ¿es algo sin importancia o debemos prestar atención si se dan con mucha frecuencia?

Verás, durante el embarazo no necesariamente se discute más que antes. De hecho, hay muchas parejas que viven esos meses como una “segunda luna de miel”. Pero es cierto que también puede haber momentos de tensión. La mayoría vienen por diferencias en maneras de ver y/o hacer las cosas, que en el día a día saltan una y otra vez. Estas discusiones, aparentemente insignificantes, van desgastando a la pareja, ya que no se llega a acuerdos reales y se vuelve una y otra vez a discutir sobre lo mismo.

El peligro entonces es que se vaya generando un distanciamiento emocional, que luego pueda suponer un problema mayor. Por eso considero muy importante, y así lo abordo yo en sesión, tratar los problemas de raíz. Ese trabajo es difícil y puede darnos pereza hacerlo. Incluso puede parecernos innecesario ya que son peleas tontas.
Sin embargo, es un trabajo fundamental porque cuando llegue el pequeñín, las diferencias en la pareja se pondrán todavía más de manifiesto.

Entonces, ¿cómo lo hacemos?

Depende mucho del caso y del tipo de comunicación que sea más efectiva en la pareja. Así, en general lo primero es buscar un momento sereno en el que hablar. Recuerda que al final del día es posible que nuestro autocontrol esté casi agotado y que no es el mejor momento para resolver diferencias.

A continuación, tratad de abordar el tema de la manera más conciliadora posible, utilizando diferentes claves: hablar de hechos concretos y de manera objetiva; evitar palabras como “siempre”, “nunca”, que puedan considerarse injustas por la otra parte; no atacar a la otra persona ni hacer reproches; explicar cómo se ha sentido un@ ante la situación, y pedir el cambio de comportamiento deseado.

Algo muy importante que se nos suele olvidar es reconocer también nuestros errores y, en muchísimos casos, admitirlos, rebaja el tono de la discusión y ayuda a hablar las cosas con más sinceridad y más ánimo de resolver.
Resumiendo: no hay que olvidar que el objetivo es llegar a un acuerdo, no hacer reproches, ni desahogarnos.

Las mujeres muchas veces se sienten poco comprendidas porque su cuerpo está experimentando muchísimos cambios hormonales, ¿qué consejos darías a sus parejas? ¿Es el momento de tener un poco de paciencia o no es excusa?

El papel de la pareja es muy importante durante estos 9 meses. Muchas veces las parejas, buscando ayudar, intentan ofrecer soluciones, cuando la mujer únicamente necesita sentirse escuchada y entendida. Lo mejor es hacer preguntas como “qué tal estás”, “cómo te sientes”, “qué te pasa por la cabeza”, “tienes miedos”, “cómo podría ayudarte”, etc. No de manera puntual, sino día tras día, acompañándole en ese vaivén emocional.
Ante todo, deberían entender todo lo que está viviendo su mujer a través de escuchar, apoyar y abrazar.

embarazo

 

Dicen que desde el segundo trimestre del embarazo se comienza a forjar el carácter y el cerebro del bebé, ¿es importante, por tanto, generar un clima familiar especialmente cálido?

Por supuesto. El clima durante el embarazo cuanto más cálido, mejor. No sólo para el bebé, sino también para la propia madre. Hay diferentes estudios que defienden que sí existe un impacto de los estados emocionales maternos durante la gestación en el bebé.
Pero esto puede generar muchísima presión en las futuras mamás, que acaban sintiendo una enorme culpabilidad por no llegar a todo y, además, en un perpetuo estado zen.
Es recomendable tratar de vivir el embarazo de la manera más tranquila posible, buscando el autocuidado y el descanso, pero sin aspirar al “embarazo perfecto”.
Recordad que poca gente tiene un embarazo sin sobresaltos emocionales o cierta ansiedad y, con todo, l@s niñ@s, en general, nacen perfectamente.

También es habitual que caigamos en un monotema con nuestro entorno: la llegada del bebé. ¿Cómo cuidamos a la pareja en estos momentos?

La inercia y la rutina son las mayores enemigas del cuidado de la pareja.
Por ello, es muy deseable que tanto durante el embarazo como tras la llegada del/la peque, hagamos un esfuerzo (aunque no sea lo que nos pida el cuerpo) y busquemos activamente momentos de pareja fuera de lo cotidiano en los que no hablemos de temas “logísticos” o familiares.

Hablemos también de sexo. Muchos hombres sienten “miedo” o un poco de “rechazo” y, en otros casos, las mujeres no se sienten sexualmente muy activas. ¿Es normal? ¿Debemos forzarnos un poco para no caer en un desierto y perder la chispa?

En el plano sexual encontramos de todo. Desde mujeres que experimentan un fuerte deseo sexual hasta otras que ven que su libido desaparece. En cualquier caso, la falta de deseo o la disminución de la frecuencia de las relaciones sexuales puede ser normal. En estos casos, es recomendable hacer un pequeño esfuerzo y ser un poco creativos para crear un entorno de acercamiento sexual porque nos ayudará a mantener la conexión emocional en la pareja.

Otro tema importante es que, en general, la mujer empieza a querer controlar lo que está ocurriendo para lograr una falsa sensación de seguridad y control. ¿Qué podemos hacer?

Más que buscar el control, la mujer debería centrarse en seguir las indicaciones de l@s profesionales: tomar ácido fólico, evitar ciertos alimentos o actividades, etc…
A partir de ahí, es muy recomendable hacer un trabajo de gestión emocional durante el embarazo para aprender a lidiar con esa incertidumbre.
Aunque a día de hoy, l@s matron@s hacen una grandísima labor como apoyo a las futuras madres, sería muy aconsejable que en las clases de preparto las mujeres pudiesen contar con profesionales de la psicología que les dieran pautas para el bienestar emocional.

Me encuentro con muchas mujeres que están en formación constante sobre “cómo ser la madre perfecta”, leyendo mil libros, blogs, planteándose infinidad de cuestiones… ¿pecho o biberón? ¿Cuna o co-lecho? ¿parto natural o epidural? ¿Tenemos sobre-información? ¿Cómo la podemos hacer más digerible?

Efectivamente, hay sobre información, y mucha de ella no deja de ser información experiencial. Es decir, madres que cuentan sus experiencias y las generalizan como “positivas” para todos los casos (algo que puede ser incluso peligroso). En primer lugar, es importante escuchar y nutrirse de fuentes expertas. Por otro lado, es normal que a veces caigamos en esa búsqueda de información excesiva en un intento de tener más control en un ámbito de mucha incertidumbre. Yo recomiendo algo que puede parecer un poco contra-intuitivo: buscar un proyecto, un nuevo reto o una ocupación alternativa para los meses de embarazo. Puede ser una muy buena manera de distraer a la mente y bucear excesivamente en la información.

La presión que nosotras mismas nos marcamos y la que la sociedad nos impone hace que nosotras pasemos a un último plano por querer cumplir con todas las facetas de nuestra vida y, a la vez, formarnos para la vida que vamos a traer. ¿Debemos marcarnos límites?

Desde luego. Marcarnos límites y priorizar. Y, si nos cuesta, pensar que es mucho más importante para nuestro bebé una madre tranquila, que se respeta y se quiere, que dormir en una cuna de última generación o tener la mochila del hospital perfectamente preparada 5 meses antes.

¿Es muy diferente la forma de afrontar un primer embarazo o posteriores? ¿Qué consejos darías a las parejas que van a por un segundo hij@?

Cada caso varía, pero sí acuden a mí muchas mujeres que, en su segundo embarazo, tienen más miedos que en el primero. Muchas veces, a su alrededor, se les da por madres expertas y se encuentran más solas porque no se le mima o apoya tanto.
En primer lugar, diría a las parejas de esas madres que estén más pendientes si cabe a la hora de preguntar, apoyar, escuchar. A las mamis les diría que pidan ayuda, apoyo y empatía cuando se sientan solas o desbordadas. Tratar de ser “superwoman” no es bueno ni necesario.

Les diría también que estén tranquilas en los momentos en los que experimenten culpabilidad ya que es una emoción muy frecuente que surge cuando la mujer no tiene el tiempo que tuvo con su primer bebé para hacer un álbum de embarazo, para preparar su canastilla, o incluso para ilusionarse igual. Con un hermanito o hermanita al que atender, es inevitable que el embarazo quede relegado a un segundo plano, y que de vez en cuando surja ese sentimiento de culpa. Y de nuevo y sobre todo… ¡a pedir ayuda y apoyo, mamis!

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