El increíble efecto de la música en el cerebro

Los seres humanos convivimos con la música en todo momento. Las personas cantan y bailan juntas en todas las culturas y desde siempre. Es un arte que nos hace disfrutar, nos estimula a recordar, nos hace compartir emociones etc. Pero todo eso, que resulta por demás natural, se produce a través de complejos y sorprendentes mecanismos neuronales. ¿Cuál es la relación de la música y el cerebro? Somos lo que somos con la música y por la música.

Si te acuerdas, ya lo comentamos en el post 12 beneficios de la música en el cerebro de los niños. Y es que es importante insistir en los mucho que aporta la música a los niños y a las personas en general.

Todo confluye en forma simultánea en una experiencia musical compartida: emoción, expresión, habilidades sociales, teoría de la mente, habilidades lingüísticas y matemáticas, habilidades visoespaciales y motoras, atención, memoria, funciones ejecutivas, toma de decisiones, autonomía, creatividad y flexibilidad emocional y cognitiva.

 

¿Qué efecto tiene la música en el cerebro?

Escuchamos música desde el período de gestación. Los bebés responden antes a melodías antes que a la comunicación verbal de sus padres. Los sonidos musicales suaves los relajan. Se sabe, por ejemplo, que niños prematuros que no pueden dormir son beneficiados por los latidos de la madre o sonidos que los imitan.

La música está considerada como uno de los elementos que causan más placer en la vida. Libera dopamina en el cerebro como también lo hacen la comida, el sexo y las drogas. Todos ellos son estímulos que dependen de un circuito cerebral subcortical en el sistema límbico.

 

La música y el movimiento

La música parece tener un pasado muy extenso, tanto o más que el lenguaje verbal. Al estudiar la respuesta del cerebro a la música, se vio que las áreas claves involucradas son las del control y la ejecución de movimientos. Por eso, una de las teorías sobre su origen es que la música se desarrolló para ayudarnos a movernos todos juntos. Esto tendría un beneficio evolutivo, porque cuando la gente se mueve al unísono tiende a actuar de forma más altruista y estar más unida.

 

La música, el lenguaje y las emociones en el cerebro

También se estudia la relación de la música con el lenguaje. La evidencia reciente sugiere un procesamiento compartido entre el lenguaje y la música, aunque la música parece ofrecer un nuevo método de comunicación más emocional.

 

La música como terapia

La música puede ser una herramienta poderosa en el tratamiento de trastornos cerebrales y lesiones adquiridas ya que activa a casi todas las regiones del cerebro. Las nuevas terapias basadas en la música pueden favorecer la neuroplasticidad (nuevas conexiones y circuitos).

La música se emplea para mejorar, mantener o intentar recuperar el funcionamiento cognitivo, físico, emocional y social, y ayudar a ralentizar el avance de distintas enfermedades. Se han observado importantes resultados en pacientes con trastornos del movimiento, dificultad en el habla producto de un accidente cerebrovascular, demencias, trastornos neurológicos y en niños con capacidades especiales, entre otros.

 

Tocar un instrumento musical es un entrenamiento completo y beneficioso para el cerebro

Como hemos dicho, cuando se escucha música, múltiples áreas de tu cerebro toman parte y se activan. Pero además, cuando se toca un instrumento, esa actividad se vuelve más como un entrenamiento cerebral al completo, ¿qué está pasando?

Anita Collins nos lo explica en esta lección Ted. El video está en inglés, pero puedes activar los subtítulos en castellano o bien puedes leer a continuación un resumen de la lección.

 

 

Cuando los músicos tocan un instrumento se concentran, leen la música y ejecutan los movimientos precisos que han practicado, pero de hecho, en sus cerebros, hay una fiesta.

¿Cómo lo sabemos? En las últimas décadas, los neurocientíficos han dado pasos enormes en la comprensión del funcionamiento del cerebro, estudiándolo en tiempo real. Esto se consigue con aparatos de resonancia magnética (IRMf) y tomografías (PET).

Si se conecta a una persona a estas máquinas por mientras lee o resuelve problemas matemáticos, se puede observar cómo se activan las partes del cerebro que está usando.

Cuando los investigadores conectaron a personas escuchando música, vieron como fuegos artificiales, pues se iluminaron múltiples zonas del cerebro a la vez. Conforme procesa el sonido, el cerebro lo divide en partes como la melodía y el ritmo y luego lo unifica todo nuevamente en la experiencia musical. Nuestros cerebros hacen todo esto en una fracción de segundo entre que escuchamos la música y empezamos a seguir el ritmo con los pies.

Pero cuando los científicos observaron los cerebros de los que tocaban la música, los pequeños fuegos artificiales se convirtieron en un una gran fiesta.

Si bien escuchar música hace participar al cerebro en algunas actividades muy interesantes, tocar música equivale para el cerebro a una actividad física completa. Los neurocientíficos vieron encenderse múltiples zonas del cerebro que procesan diferente información en simultáneo en secuencias intrincadas, interrelacionadas y asombrosamente rápidas.

¿Qué aspectos de la música encienden al cerebro? Aunque la investigación es todavía muy prematura, los neurocientíficos tienen ciertas pistas.

 

La diferencia en el cerebro entre escuchar música y producirla

Tocar un instrumento musical activa prácticamente todo el cerebro a la vez, en especial las cortezas visuales, auditivas, y motrices. Y como con cualquier otro ejercicio, la práctica disciplinada y estructurada de la música fortalece las funciones cerebrales, lo que permite aplicar esa destreza a otras actividades.

La diferencia más obvia entre escuchar música y tocarla, es que tocar música requiere motricidad fina. Esto se controla desde ambos hemisferios del cerebro. Además combina la precisión lingüística y matemática (para la que el hemisferio izquierdo está más desarrollado) con el contenido nuevo y creativo (en lo que sobresale el hemisferio derecho). Por estas razones, se ha encontrado que tocar música aumenta el volumen y la actividad en el cuerpo calloso del cerebro, el puente entre los dos hemisferios, permitiendo que los mensajes lleguen más rápido a través de vías más diversas. Esto podría permitirle a los músicos resolver problemas de manera más eficaz y creativa, en contextos académicos y sociales.

Dado que hacer música implica también elaborar y comprender su mensaje y contenido emocional, los músicos a menudo tienen niveles más altos de funciones ejecutivas, una categoría de tareas interrelacionadas que abarca planificación, formulación de estrategias, y atención al detalle y requiere análisis simultáneo de los aspectos cognitivos y emocionales.

Esta habilidad también tiene un impacto en el funcionamiento de la memoria. De hecho, los músicos presentan funciones realzadas de memoria: crean, almacenan y recuperan recuerdos mucho más rápida y eficientemente. Hay estudios que han encontrado que los músicos parecen usar sus cerebros altamente conectados para ponerle a cada recuerdo varias etiquetas: una etiqueta conceptual, una emocional, una de audio, una de contexto,… como un buen motor de búsqueda de Internet.

 

¿Cómo sabemos que esos beneficios son distintivos de la música?

¿No se dan también en por ejemplo, los deportes o la pintura? También podría ser que las personas que se dedican a la música ya fuesen más inteligentes de por sí.

Los neurocientíficos han explorado estos temas y hasta ahora han hallado que los aspectos artísticos y estéticos de aprender a tocar un instrumento musical difieren de cualquier otra actividad estudiada, incluyendo otras artes. Varios estudios sobre personas con niveles de función cognitiva y el procesamiento neural similares en el inicio mostraron que aquellos expuestos a un período de aprendizaje musical presentaban mejoras en múltiples zonas del cerebro, en comparación con los otros.

 

Fuentes: El Pais, Ted Lessons

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