Consciencia corporal y sus beneficios

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Conócete a ti mismo y conocerás el universo es una meta que nunca llegamos a abarcar del todo. ¿Consciencia corporal? Hablamos de un concepto que no todo el mundo sabría definir. Aunque nos suena, con frecuencia lo entendemos parcialmente y casi siempre lo asignamos a ciertas actividades, pero no a nosotros mismos. Sin embargo, es muy sencillo e importante para todos: saber escuchar a tu cuerpo.

Si haces yoga, danza o si practicas deporte, quizás alguna vez te hayan pedido que te concentres en sentir una parte de tu cuerpo. Puede resultar extraño, pero en realidad, la mente gobierna el cuerpo y el cuerpo afecta a la mente. Seguro que lo hiciste de pequeño, sí, cuando intentaste levantar solo una ceja o mover las orejas. ¿te acuerdas?

¿Conciencia o consciencia?

Según la RAE, la real academia del castellano, estas dos palabras pueden ser sinónimas en algún contexto, pero no siempre son intercambiables. ¿Qué significa esto?

Pensemos en acciones por un momento. Podemos decir: “Tener conciencia” o “tener consciencia” de algo, pero solo podemos decir “ser consciente de”. Este último es el significado que nos importa aquí: la capacidad de los seres humanos de verse y reconocerse a sí mismos.

Tener consciencia corporal significa conocer tu cuerpo, conocer sus limites, conocer tus sentidos y conectarlo con la mente. Dicho más claramente, ser consciente de tus posibilidades, respetar tu cuerpo y usarlo correcta y plenamente.

¿Para sentirte en forma haces zumba o haces yoga? ¿Para conectar tu mente y tu cuerpo qué sueles hacer: subir al monte , ver una exposición, ir a un concierto de música…? ¿Prefieres soltar adrenalina en un deporte de riesgo, buscar la relajación en un spa, o depende del momento?

Cada cuerpo reacciona de forma única y es importante que lo sepamos entender y que nos conozcamos mejor.

El movimiento

Hay un movimiento natural del cuerpo, el cuerpo es movimiento, el movimiento es vida. Estamos en constante movimiento por dentro, en movimientos automáticos y todo nuestro cuerpo busca la armonía en el movimiento de dentro afuera.

Cuando respiras, cuando adoptas posturas naturales, cuando no fuerzas los movimientos, tienes consciencia de tu cuerpo: no empujas, no tiras, no fuerzas y así es como todo funciona bien. No se debe forzar el movimiento del cuerpo, si eres consciente de tu cuerpo, entonces podrás evitar un movimiento antes de hacerte daño. No se trata de moverse menos, sino de moverse mejor.

Los sentidos

Conocer y dominar los sentidos es una parte importante de ser conscientes puesto que los sentidos son nuestra conexión con el mundo. Sentir nuestro entorno nos ayuda a percibir lo que nos afecta y lo que nos gusta y lo que no. Los sentidos nos conectan con la naturaleza, las otras personas y con todo el mundo en general. Ser consciente de nuestros sentidos nos hace profundizar en esa relación y disfrutar más y mejor.

Tocar algo suave, oler un perfume agradable, sentir el calor del sol en la cara, el ruido del viento mirar una fotografía, oír en el viento en los árboles o hacer el pino son formas de poner a prueba nuestros sentidos. Si somos conscientes, nuestras sensaciones pueden ser más profundas y agradables.

Los niños son más conscientes en general, pues es parte de su experiencia de crecer. Recuerda por un momento cuando eras un niño y evoca tus sensaciones, recuerdos y su intensidad.

Las emociones

Enfoca tu mente a las partes de tu cuerpo con curiosidad y con cariño. Déjate sorprender por lo que notes y por lo que descubras.

Recuerda que la conexión mente-cuerpo es grande y compleja: Disfruta del movimiento, de las sensaciones y te sentirás mejor a corto plazo, pero también estarás mejorando tu calidad de vida a medio y largo plazo.

Si tu atención se centra en tu cuerpo, es más fácil hacer los movimientos de forma correcta. Si no estás concentrado y estás pensando en otra cosa, es más probable que fuerces o que te excedas y que te hagas daño.

Ser consciente de quienes somos se traduce en mayor autoestima y confianza en uno mismo.

La consciencia corporal y la salud

Si escuchas a tu cuerpo, sabrás cuando tus acciones son naturales y cuando lo que haces no te sientan bien.

Puedes sentir si tus movimientos naturales o si son forzados y eso te ayudará a mantenerte sano. También puedes observar cómo te sienta la comida y saber que alimentos son más adecuados para ti. Párate un momento y mira si te sientes cansado o sientes dolor en alguna parte de tu cuerpo: a lo mejor puedes cambiar tus pautas y corregir el problema.

Los desequilibrios y las enfermedades suelen comenzar poco a poco y es importante prestar atención a los cambios en tu cuerpo. Cuanto antes detectes lo que te hace sentir mal, más fácilmente podrás corregirlo. Observa si te sienta bien el calor o el frío y qué sucede antes de coger un catarro. Piensa en tienes alguna molestia que empieza a ser repetitiva y cuándo ocurre.

La función del dolor es protegernos y avisarnos del peligro y nos hace consciente de nuestros límites. Hay dolores muy diferentes: grandes y pequeños, instantáneos o que duran en el tiempo. Ser conscientes del dolor puede ayudarnos a entenderlo, en algunos casos a aceptarlo o a reducirlo y en definitiva a no dejar que nos controle.

Si conoces tu cuerpo, si lo escuchas, será mucho más fácil que un médico, un quiropráctico, un masajista, un entrenador etc.  puedan ayudarte. Y no olvides a la hora de tomar medicamentos ser consciente de su efectos directos y secundarios. Eso ayudará a tu especialista a valorar qué tratamiento es mejor para ti.

La consciencia corporal en los niños

Los niños son expertos en consciencia corporal: cuando se hacen una heridita y no pueden dejar de sentirla y de pensar en ella hasta que llega la tirita “mágica”. También cuando hacen estiramientos o prueban a hacer volteretas, cuando tocan un radiador, comen un helado o miran al sol están teniendo consciencia corporal. Los niños tienen cerebros y cuerpos en crecimiento, que van cambiando de dimensiones y necesitan explorar sus nuevas habilidades y sus nuevos límites constantemente.

Debemos dejar que lo hagan y fomentar su autoaprendizaje.

“¡no bosteces ahora! , ¡no te estires así! , ¡deja de saltar aquí!“ Son frases que se han dicho siempre y que debemos replantearnos. Los buenos hábitos que cojamos de pequeños nos acompañarán siempre y serán responsables de nuestra salud, buena o mala.

Los niños ponen a prueba su cuerpo constantemente y podemos ayudarles a ponerse a prueba con distintas actividades:

  • Andar sobre el bordillo de la acera del parque
  • Patinar, andar en bici
  • Descubrir la nieve, el granizo o la escarcha
  • Hacer volteretas, el pino o levantar la pierna como un gimnasta
  • Jugar a rayuela, al brilé
  • Probar comidas nuevas: sabores, texturas, olores

Cada niño se desarrolla a su ritmo y aquí también hay que respetar sus tiempos y sus gustos. No todos hacen la voltereta al mismo tiempo ni a todos les gusta hacerla a todas horas. Aun así, si vemos que todos los niños de su edad dominan movimientos y nuestro niño no, entonces, quizás convenga consultar al pediatra.

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