Educar en igualdad

Educar en igualdad y con neutralidad es centrarse en diferentes aspectos que caracterizan a cada niño y niña con independencia de su género. ¿Qué significa educar con neutralidad? Es una de las exigencias sociales, pero no es fácil llevarla acabo cuando la educación que los propios padres han recibido, es otra. ¿Cómo podemos hacerlo?

La clave está en pensar cómo son cada uno de nuestros hijos e hijas y educarles en función de sus necesidades.

Consiste en centrarse en cada uno como persona. Cuando los niños y niñas son tratados valorando su persona, con sus defectos y sus virtudes, y se atiende a sus necesidades conseguimos que se sientan seguros y libres.

En muchas ocasiones, el encasillarse en un tipo de gustos, necesidades o intereses por el hecho de ser niño o niña les condiciona y no les da libertad para actuar como realmente son o a expresar lo que verdaderamente quieren.

Son muchas las preguntas que surgen cuando se quiere llevar a cabo una educación basada en la igualdad y la neutralidad.

A continuación se detallan algunas de ellas con posibles respuestas que podrán ayudar a los padres a saber cómo actuar y educar a sus hijos en esta línea:

 

1. ¿Qué significa educar en igualdad?

Educar en la igualdad es darles las mismas oportunidades a nuestros hijos para que se sientan iguales a los demás.

Esto no significa que todos sean iguales o que debamos obviar las características diferenciadoras de cada uno de ellos y sus propias necesidades, de ahí que muchas veces podamos decir que les hemos educado del mismo modo, pero no todos han tenido el mismo resultado.

Dar las mismas oportunidades no significa que sean iguales.

 

2. Las diferencias entre niños y niñas, ¿son algo innato o dependen de cómo les educamos?

Tratarles por igual no significa que no existan diferencias entre niños y niñas. El modo en el que les eduquemos puede influir mucho, especialmente en el tipo de oportunidades que se les dé en cuanto a gustos, aficiones, motivaciones…

Pero también es verdad que, generalmente, dándoles las mismas oportunidades la elección que hacen es diferente. No solo es una cuestión de educación sino que genéticamente están constituidos de diferente modo. Esto ya puede predeterminar el estilo de vida que puedan llevar, sumado, a su vez, a la educación que reciban.

 

3. ¿Cómo evitar los estereotipos relacionados con los roles de cada sexo?

El mejor modo de evitar los estereotipos es, en lugar de clasificar por niños y niñas, centrarnos en los intereses que muestre cada uno.

No trataremos a un hijo determinado porque sea hijo o hija sino por lo que le guste o decida. Es decir, lo importante es tratarles como personas únicas.

 

4. ¿Se deben corregir conductas del tipo: un niño juega a muñecas, o una niña juega a coches?

No es positivo corregir aquello que a un niño hace porque le gusta o le cause interés. El que le produzca interés elegir un tipo de juego concreto no significa que determine automáticamente una conducta a futuro.

Este tipo de intereses pueden ser totalmente transitorios. Los niños tienden a cambiar, de forma muy repentina y constante, de gustos, motivaciones… Actuar dando importancia a estos aspectos puede ser totalmente contradictorio ya que el niño o la niña puede percibir una atención por nuestra parte negativa que llegue a manipular o pueda hacerle sentirse incómodo.

 

5. ¿Cuáles son las principales diferencias en el desarrollo de niños y niñas?

No se puede generalizar ni indicar que todos los niños o niñas actúen del modo que a continuación se va a desarrollar, pero, teniendo en cuenta una mayoría, se pueden percibir las siguientes diferencias:

Una de las diferencias más visibles son los gustos y los intereses. Los juegos por los que sienten motivación, generalmente, suelen ser muy distintos.
Otra diferencia importante es el modo en el que resuelven problemas. Los niños tienen una capacidad más racional o esquemática de solventar un problema frente a las niñas que tienden a analizar e incluso complicar más el problema por el nivel emocional que introducen a la situación y que les impide usar su razón.
Predomina más en las niñas la emoción que la razón en este tipo de circunstancias. A su vez, los niños tienen más capacidad para olvidar lo sucedido y las niñas tienen mayor dificultad para olvidarlo. Por el contrario, las niñas tienen mayor capacidad para percibir un problema y hacer una detección del mismo.

 

6. ¿Qué actitudes debemos poner en marcha y cuáles debemos evitar?

El éxito en este tema, como padres, está en pensar en la individualidad de cada uno de nuestros hijos con independencia de si son niños o niñas. Esto implica que debemos evitar coaccionarles hacia un tipo de gusto o interés, ni tampoco negárselo.

Algunos errores frecuentes que suelen suceder son los siguientes:

Pensar que como es niño o niña le va a gustar algo o va a actuar de un modo concreto.
Tender a comprarles ropa, juguetes, objetos o incluso la decoración de la habitación de un modo estereotipado.
El uso que hacemos del lenguaje marca mucho lo que se espera de los niños y niñas. Tenemos que evitar frases del tipo: “esto es de niños o de niñas”, “los niños no lloran”, etc. Y tratar de hacer un uso más inclusivo del lenguaje en nuestro día a día.

 

7. ¿Cómo se desarrolla la identidad sexual en los pequeños?

La identidad sexual de los pequeños debe trabajarse a la vez que trabajas el conocimiento de uno mismo, el autoconcepto…

Esto significa ayudarles a conocerse, saber cuáles son sus puntos débiles y fuertes, saber sus capacidades, intereses, motivaciones, y no solamente nuestra ayuda tiene que estar en ese conocimiento sino también en que puedan desarrollarlo y potenciarlo adecuadamente.

Por lo tanto, la identidad sexual no es algo a parte de la persona sino que está dentro de lo que son como personas.

En conclusión, lo importante no es centrarse en si son chicos o chicas, ni pretender darles todo igual y tratarles por igual por evitar discriminación sexual, sino que la clave está en pensar cómo son cada uno de nuestros hijos e hijas como personas y educarles teniendo en cuenta sus propias casuísticas y diferencias para darles una educación personalizada y ajustada a sus necesidades.

Te recordamos que también puedes leer más sobre educar en igualdad en nuestro post sobre los libros de Juliette de Nerea Kortabitarte.

Fuente: Compartir en Familia. Artículo de María Campo Martínez, licenciada en Pedagogía. Diplomada en Magisterio de Educación Infantil. Asesora de Eduka&Nature.

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