Lo que entiende un bebé cuando le hablas

niño que juega con un enchufe y no entiende el peligro

¿Te has preguntado alguna vez si tu bebé te entiende cuando le hablas?  Cuando un padre o una madre hablan, el bebé escucha y presta mucha atención. Pero eso no significa que entienda todo lo que se le dice desde el primer momento.

Como decimos en Kids&Us con la adquisición del inglés, el bebé primero escucha, luego empieza a entender lo que oye y después empieza a hablar, ese es el orden natural. Ah! y mucho después, leer y escribir. 😉

Los bebés aprender a hablar escuchando a sus padres. El sonido, la entonación, las palabras, los gestos … poco a poco se van conformando en su cabeza las estructuras de la lengua materna en su cerebro. Por eso es tan importante hablar a los bebés de forma natural, con un lenguaje normal y rico, para que sea el mejor modelo posible. Esto ya lo sabemos de otros post como «La ciencia del aprendizaje de idiomas en los niños» y «¿Por qué son los niños tan buenos aprendiendo idiomas?«.

Por eso hoy os traigo un artículo del psicólogo Álvaro Bilbao, que explica muy bien cómo hablar a los bebés siendo más conscientes de lo que ellos «atrapan» de nuestras actitudes, palabras y frases. Una cosa es que aprendan a hablar y a saber expresarse y otra muy distinta que entiendan la ironía por ejemplo.

 

Esto es lo que entiende tu hijo menor de 3 años cuando le hablas

Un aspecto muy interesante acerca del desarrollo cerebral del niño tiene que ver con su capacidad de comprensión. Para muchos padres, cuando el niño comienza a comprender las primeras palabras (más o menos a partir del año) es capaz de comprender frases que incluyen estas palabras. Y para cuando el niño tiene dos años parece que entiende casi todo. Sin embargo no es así. A los padres nos cuesta calibrar lo que los niños entienden pero la realidad es que los niños suelen comprender menos de lo que a veces nos imaginamos.

 

Lo que entienden los niños con 12 meses

Con 12 meses los niños entienden muchas palabras y también algunos verbos, aunque no diferencian bien el pasado del futuro o los imperativos. El niño sólo entiende la forma infinitiva del verbo.

Si el padre de Lucía quiere que esté quieta mientras le cambia el pañal puede decir una frase como esta…

Lo que dice el padre: “Vamos a intentar estar quietecitos, ¿vale? No puedes jugar ahora”

Aunque Lucía puede entender otra cosa distinta…

Lo que entiende la niña: “Jugar ahora”

Por eso en este caso suele ser mejor decir símplemente “No” y acompañar la palabra con la mano (con dulzura para que Lucia no se voltee)

Así pues, si el padre de Pedrito ve que se acerca peligrosamente a los enchufes…

Lo que dice el padre: “No Pedrito, ¡eso es muy peligroso! No vamos a tocar ahí”

Aunque Pedrito puede entender algo distinto…

Lo que entiende el niño: “Tocar ahí”

Por eso suele ser mejor decir frases cortas y acompañarlo de una acción clara, como retirar al niño con dulzura o incluso mejor. Ir a la ferretería con él y comprar unos protectores de enchufes.

 

Lo que entienden los niños con 18 meses

A medida que cumplen meses los niños cada vez son capaces de atender a un número mayor de información. Como consecuencia, un niño de unos 18 meses puede ser capaz de procesar mentalmente tres palabras a la vez.

Así que si Carmen, está obsesionada con las galletas y nos lleva hasta la cocina y señala al cajón, su mamá le puede decir:

Lo que dice la madre: “¿Pero qué quieres? (haciéndose la despistada) Ahora no. Es muy pronto para comer más galletas”

Aunque su hija puede entender algo un poco distinto.

Lo que entiende la niña: ¿Quieres comer galletas?

Por eso es mejor omitir la palabra galleta y decir algo sencillo como: “No, ahora no”.

Además los niños de 18 meses sólo pueden seguir una instrucción cada vez. Su memoria de trabajo no es capaz de mantener en su conciencia dos instrucciones a la vez.

Por lo tanto, cuando el padre de Darío le pide a su hijo que deje el dinosaurio en su cesto y vaya a comer, lo más posible es que sólo escuche una de las dos instrucciones.

Lo que dice el padre: “Darío, deja el dinosaurio, que llevas toda la tarde con él y ven a la mesa a comer”

Lo que entiende el niño: “Ven a comer”

En este caso puede que el padre se frustre y replique algo así como “¿No me has escuchado? ¡Que dejes el dinosaurio!” Pero el pobre Darío, literalmente no lo ha escuchado. Por eso sería más conveniente que su padre le hubiera pedido en primer lugar que dejara el dinosaurio y una vez hubiera conseguido eso, le pidiera que fuera a la mesa.

 

Lo que entienden los niños con 24 meses

Entre los 2 y los 3 años la mayoría de niños comienzan a ser capaces de procesar entre cinco y siete palabras llegando a entender dos órdenes seguidas. Aunque todavía tienen dificultades para entender algunas formas gramaticalmente complejas y definitivamente no entienden las dobles negaciones o la ironía.

Así, si la mamá de Lucas está desesperada porque siempre está tirando el rollo de papel higiénico por toda la casa…

Lo que dice la madre: “Sí, claro…es que tú te crees que puedes estar todo el día jugando y puedes tirar todo el rollo de papel higiénico por la casa.”

Lo que escucha el niño: “Puedes tirar todo el rollo” o “Tirar el rollo por casa”

A estas edades, suele ser mejor seguir siendo conciso y claro.

 

Lo que entienden los niños de más de 3 años

A veces los niños pequeños comprenden justo lo que no queremos que comprendan. Con 3 años el niño puede comprender siete o nueve palabras, aunque se pierde en conversaciones largas.

Algunos padres experimentados, los que ya saben que sus hijos no son capaces de entender o procesar todas las palabras que salen de sus bocas, pueden confiarse y comenzar a hablar con naturalidad delante de sus hijos de todo tipo de temas, confiando en que si tienen largas conversaciones los niños no entenderán nada de lo que dicen.

A veces incluso hablan un poco más bajo sin darse cuenta de que los niños comprenden y prestan más atención a los tonos de voz bajos que altos y sin pensar que el niño puede escuchar todo lo que dicen, aunque no comprenderán el sentido global de sus conversaciones, sino solo mensajes concretos.

Como demuestra el siguiente ejemplo, aunque el niño sólo procese nueve o diez palabras de la conversación, puede que sean las que menos queremos que escuche.

Lo que dice el padre: “Pues el otro día estuve hablando con la mamá de Pedrito. La verdad es que es muy maja. Pero el otro día, me pilló por banda y me empezó a contar que quería celebrar el cumple de su Adriana con nosotros. Yo le dije que no podíamos porque teníamos la comida con tus padres. Entonces me dijo que el día que nosotros quisiéramos, que ella lo cambiaba. Y yo le daba largas, porque en realidad no sabía si quería celebrarlo con ellos. Pero ella insistía, un poco pesada. Pero bueno, al final le dije que pusiera su fecha y que si estábamos libres intentaríamos ir, porque la verdad es que son muy majos y a Pedrito le cae muy bien Adriana”

Lo que entiende el niño: “La mamá de Pedrito es un poco pesada”

Como puedes ver la forma de comprender de los niños pequeños es distinta de la de los adultos. Para evitar malos entendidos y enfados innecesarios simplemente podemos tener en cuenta estas diferencias o hacer pequeñas adaptaciones. Hacer las frases un poco más cortas, hablar un poco más despacio o dividir las instrucciones largas en dos o tres instrucciones más cortas cuando queramos pedirle algo importante.

Aunque no es necesario que adaptemos nuestro lenguaje a todas horas. Por lo general, hablar con normalidad y explicar la misma frase de dos maneras distintas suele ser suficiente para que los niños ganen con naturalidad vocabulario y comprensión del lenguaje.

 

Artículo original: Esto es lo que entiende tu hijo menor de 3 años cuando le hablas. Álvaro Bilbao es doctor en psicología y neuropsicólogo, pero, sobre todo, padre de 3 niños. Formado en el Hospital Johns Hopkins y el Kennedy Krieger Institute. Ha colaborado con entidades como la OMS y el Chidren Center de Nueva York. También autor del bestseller «El cerebro del niño explicado a los padres» (traducido a 14 idiomas) y del curso online «Educar en positivo».

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