Depresión adolescente: Guía completa para entenderla
La depresión está considerada como la tercera enfermedad mental más frecuente, por detrás de los trastornos de consumo de sustancias y los de ansiedad. Durante la adolescencia se producen numerosos cambios tanto físicos como psicológicos, que hacen que consideremos esta etapa de alta vulnerabilidad. En este artículo, hablamos sobre la depresión adolescente, criterios, síntomas, factores de riesgo, causas, evaluación, tratamiento y qué podemos hacer para ayudar.
La Depresión adolescente
La depresión adolescente es una alteración del estado de ánimo que se da junto inhibición, sensación de vacío o soledad, desinterés por actividades que antes eran placenteras (anhedonia), descenso o aumento del apetito, sentimientos de culpa o incapacidad, agitación o enlentecimiento psicomotor, e incluso ideación suicida. Podemos decir que la depresión adolescente se compone de síntomas somáticos, afectivos, cognitivos y físicos.
La adolescencia es el periodo comprendido entre los 12 y los 18 años aproximadamente (aunque hay autores que alargan esta etapa hasta los 19 o 20). Estos años se acompañan de cambios muy importantes en la vida de los adolescentes:
- Cambios a nivel corporal: aumento de vello corporal, altura, composición de la grasa corporal etc. Todos estos cambios suponen una reorganización en la vida del adolescente, el cual puede repercutir en su autoestima.
- Cambios a nivel Cognitivo o Psicológico: Según Piaget, los adolescentes se encontrarían en el estadio del pensamiento operacional formal. A nivel cognitivo, los adolescentes muestran sesgos de pensamiento típicos como pueden ser la audiencia imaginaria (imaginar que todos están pendientes de él o ella) y la fábula personal (el sentimiento de que el adolescente es indestructible y único). También pueden tener problemas relacionados con el desarrollo del autoconcepto y la autoestima, así como en la gestión de sus roles sociales. Además, durante la adolescencia se constituye una identidad ocupacional y sexual.
- Desarrollo social: no sólo cambian el tipo de relaciones sociales, si no también cómo estas afectan al adolescente, así como las figuras de apego. No es nada extraño que un adolescente tenga épocas de rebeldía en el entorno familiar, una mayor influencia y mayor presión social por parte de sus amigos, problemas de conducta e incluso depresión. El adolescente ya es capaz de cuestionar sus propios valores así como roles sociales e identidad.
Depresión adolescente: Criterios
Actualmente ni el DSM-5 ni el CIE-10 consideran la depresión adolescente como una categoría independiente. El motivo es que la depresión, tanto en adolescentes como en adultos, presenta síntomatología muy similar que cambia a nivel individual y según la etapa vital.
Según el manual diagnóstico de los trastornos psiquiátricos DSM-5, la depresión se caracterizaría por los siguientes criterios:
A. 5 o más de los siguientes síntomas han estado presentes durante un periodo de 2 semanas, y representan un cambio respecto al funcionamiento previo: al menos uno de estos síntomas debe ser: 1. Estado de ánimo depresivo o 2. Pérdida de interés o capacidad para el placer (anhedonia).
- Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el propio sujeto (p. ej. se siente triste, vacío, desesperanzado) o la observación realizada por otros (p. ej, llanto frecuente).
- Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, la mayor parte del día (según refiere el propio sujeto u observan los demás).
- Pérdida importante de peso sin hacer régimen o aumento de peso (por ejemplo, un cambio de más de 5% del peso corporal en un mes), o pérdida o aumento del apetito casi cada día. (Nota: en niños hay que valorar el fracaso en lograr los aumentos de peso esperables).
- Insomnio o hipersomnia casi cada día.
- Agitación o enlentecimiento psicomotores casi cada día (observable por los demás, no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido).
- Fatiga o pérdida de energía casi cada día.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes) casi cada día, más allá de los simples autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermos.
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión casi cada día (ya sea una atribución subjetiva o una observación ajena).
- Pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse.
B. Los síntomas provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
C. El episodio no son atribuibles a los efectos fisiológicos directos de una sustancia y otra condición.
D. La ocurrencia de un episodio depresivo mayor no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental.
E. Nunca se ha producido un episodio maníaco o hipomaníaco. Nota: Esta exclusión no se aplica si los episodios de tipo maníaco o hipomaníaco sin inducidos por sustancias o son atribuibles a los efectos fisiológicos de otra condición médica
Claves para identificar la depresión adolescente
La sintomatología de la depresión en adolescentes y en adultos es bastante similar. La depresión adolescente no deja de ser un conjunto de síntomas siendo el más característico el estado de ánimo. Sin embargo, la depresion adolescente pueden presentar una serie de síntomas frecuentes que pueden ayudarnos a identificarla. Para ello, debemos atender a los siguientes cambios en sus hábitos de vida:
– Problemas de sueño o cambio en los hábitos nocturnos: Dormir menos de lo habitual, dormir en exceso, quejas sobre un sueño no reparador o sobre sueños de temática triste o incluso suicida.
– Cambios en los hábitos de alimentación: aumento o descenso de apetito o del peso. Puede incluso haber relación entre la existencia de una depresión y la anorexia u otro trastorno de la conducta alimentaria.
– Pérdida de interés por actividades que antes disfrutaba: disminución o cese de las salidas con compañeros de clase o dejar de hacer deporte. Puede darse como una falta de motivación por realizar actividades que antes le apetecían con frecuencia.
– Irritabilidad o tristeza espontánea: cambios de humor sin aparente razón, llanto frecuente, quejas sobre su mala suerte o lo mal que le van ciertos aspectos de su vida, berrinches y peleas frecuentes por motivos aparentemente leves. Esto también puede ser importante de cara al diagnóstico de la depresión en adolescentes.
– Bajo rendimiento escolar y quejas sobre la falta de concentración: la depresión adolescente, puede afectar al rendimiento escolar de forma directa e indirecta. Una baja motivación, un estilo cognitivo rumiativo, pensamientos negativos sobre su futuro y bajas expectativas, pueden ayudar a disminuir las calificaciones y el rendimiento en el ámbito escolar.
– Cambio de amigos o disminución en la frecuencia de salidas.
– Comentarios negativos sobre sí mismo, aspectos de su vida o el futuro: en la depresión es frecuente encontrarnos con la “triada cognitiva”, es decir pensamientos negativos acerca de sí mismo, el futuro y el mundo. No hay que ignorar comentarios negativos que el adolescente hace sobre él o ella. Estas verbalizaciones pueden ser usadas por el adolescente para expresar sus sentimientos o emociones, así como darnos pistas de su autoconcepto, autoestima y la depresión.
– Comportamientos Violentos: aunque deben tenerse en cuenta otros criterios diagnósticos como trastorno disocial, la violencia puede ser una expresión de la rabia y el sufrimiento y depresión, así como una toma del control sobre su vida.
– Pensamientos suicidas: es necesario tomarse en serio cualquier comportamiento o comentario por parte del adolescente. Pensamientos acerca de la muerte, verbalizaciones como por ejemplo “mi familia estaría mejor sin mi”, “me quiero morir” etc. deben ayudarnos para prevenir conductas suicidas e impedir comportamientos que hagan peligrar la vida del joven.
Epidemiología de la depresión adolescente
La prevalencia de los trastornos del ánimo en niños y adolescentes se sitúa en torno al 2 al 5%, siendo la sintomatología más frecuente. En concreto, en torno a un 2,3% de adolescentes de 13 y 14 años y del 3,4% en jóvenes de 18 años en España. En otros países como Estados Unidos, han observado una prevalencia del 0,3% entre preescolares y entre el 0,5% y el 2% en niños y niñas de entre nueve y once años. Por su parte, otros autores observan una prevalencia de la depresión en adolescentes se encuentra entre un 2,5 y un 8,3%.
Respecto al sexo, la prevalencia del trastorno depresivo mayor es similar entre niños y niñas. Sin embargo, entre adolescentes la prevalencia es mayor para el sexo femenino con una razón 2:1. Es posible que esto sea debido a la diferente forma de afrontar el estrés o a los cambios hormonales producidos durante la pubertad. También puede verse afectado por cambios hormonales o culturales.
No es infrecuente que un adolescente muestre otros trastornos mentales asociados a la depresión, siendo entre un 40 y un 70% de los casos. Los más frecuente son el trastorno distímico y de ansiedad, seguidos por abuso de sustancias y trastornos de conducta. La comorbilidad de la depresión en adolescentes con otro trastorno mental afecta de forma importante a las características de ésta como la resistencia al tratamiento, la duración del episodio, los intentos suicidas o el nivel de afectación.
¿Cómo puede afectar la depresión adolescente? Características y síntomas
La depresión puede tener un gran impacto en el desarrollo personal, social y el rendimiento escolar.
Los síntomas son semejantes a los que aparecen en la edad adulta. Sin embargo, tienden a darse más conductas negativistas y disociales, abuso de alcohol y sustancias, irritabilidad, inquietud, mal humor y agresividad, hurtos o pequeños robos, deseo e intentos de fugas, sentimientos de no ser aceptado por el grupo familiar o de iguales, falta de colaboración con la familia o en el centro de estudios, aislamiento social, descuido o disminución del autocuidado, hipersensibilidad con retraimiento social, autoimagen deteriorada y disminución de la autoestima.
En los adolescentes, los trastornos depresivos se pueden asociar en ciertos casos con abuso de alcohol y otras drogas, promiscuidad sexual, conductas delictivas y con aumento de la violencia y de la agresividad, así como de trastornos de la conducta alimentaria. Todo ello nos lleva a pensar en la depresión no sólo como coste personal, por el sufrimiento que conlleva, sino como con coste social.
La depresión mayor es además uno de los principales factores de riesgo de suicidio en los adolescentes. El suicidio se ha relacionado con la depresión cuyo principal síntoma es la desesperanza. No obstante, también se ha relacionado con problemas de conducta tales como la agresión, la impulsividad, altos niveles de estrés o el consumo de sustancias.
También cabe la posibilidad de que la depresión tenga continuidad no sólo durante toda la etapa adolescente, si también durante la etapa adulta. Esto puede verse reflejado en problemas laborales, futuras relaciones sentimentales o el desarrollo de otros trastornos de índole psicológico tales como fobia social, trastornos de ansiedad o aislamiento.
Factores de riesgo de la depresión adolescente
Cuando hablamos de factor de riesgo, nos referimos a toda circunstancia o situación que aumenta las probabilidades de desarrollar la depresión en adolescentes. No hablamos de causas, si no de variables o situaciones que se asocian con el comienzo de la depresión, por tanto pueden usarse para la prevención y el entendimiento del trastorno psicológico. Hablamos por tanto, de situaciones y de rasgos de personalidad que aumentan la probabilidad de que un o una adolescente sufra depresión. Éstos serían:
- Factores familiares y del contexto social: condiciones familiares adversas que son vividas con un alto nivel de estrés. Antecedentes familiares de depresión, esquizofrenia, consumo de sustancias o trastornos de conducta o personalidad, también son considerados como de riesgo.
- Factores relacionados con el entorno: conflictos en el centro de estudio, rechazo de otras personas, acoso escolar o bulling, bajo rendimiento escolar.
- Factores personales: sexo femenino, baja autoestima o exceso de autoexigencia, déficit de habilidades sociales, trastornos de aprendizaje, tics o conducta o enfermedad crónica.
- Factores psicológicos: existencia de cogniciones disfuncionales, estilo de ánimo pesimista, excesiva autocrítica, distorsiones cognitivas, pensamientos negativos automáticos, alto nivel de desesperanza y dificultades en solución de problemas.
Por último, los factores de protección son aquellos que disminuye la probabilidad de sufrir un episodio o trastorno depresivo. Podríamos incluir los siguientes:
- Buenas relaciones sociales, tener un grupo de amigos.
- Buen humor. Cogniciones positivas.
- Valoración de los logros personales y tener objetivos adecuados a su edad y posibilidades.
- Buen rendimiento académico.
- Actitudes y expectativas de sus amigos hacia: autoridad y el consumo de sustancias.
- Mantenerse activo y tener unos buenos hábitos saludables.
- Comunicación y ambiente familiar adecuado.
- Elevada autoestima social.
- Elevada autoestima familiar
Causas de la depresión adolescente
No podemos hablar de una única causa, ya que cada persona debe ser considerada de una forma individual. Sin embargo, es posible nombrar una serie de causas o motivos por los que se pueden hacer incipientes los síntomas de la depresión en adolescentes. En ocasiones pueden darse múltiples causas combinadas. Algunas de las causas podrían ser:
– Hormonales: Los cambios hormonales durante la etapa adolescente pueden hacer que el adolescente se sienta triste y deprimido.
– Rasgos personales: determinados rasgos pueden predisponer a la depresión adolescente, éstos suelen presentarse desde la infancia e pudiendo incluso manifestarse durante ésta. Por ejemplo inhibición conductual, es decir mostrarse tímido, temeroso y evitativo. El estilo cognitivo negativo y pesimista, a través del cual interpretar los problemas, excesiva focalización atencional, déficit de habilidades sociales o de resolución de problemas, presencia de preocupaciones excesivas y no realistas etc. pueden precipitar el desarrollo de una depresión en adolescentes.
– Relaciones familiares: los problemas en la estructura familiar (problemas entre los cónyuges, enfermedades o trastornos psicológicos, consumo de drogas, discusiones frecuentes con hermanos etc.) pueden llegar a causar depresión en los adolescentes. El adolescente puede llegar sentir que estas situaciones están fuera de su control.
Así mismo, se ha visto una alta frecuencia de depresión en adolescentes cuyos padres ejercen un control parental rígido, previamente a este ha habido un estilo de crianza inflexible.
– Grupo de iguales: la adolescencia es una etapa vital en la que se le da mucha importancia a la aceptación social por parte del grupo de iguales. En muchas ocasiones la no aceptación o el rechazo manifiesto, bulling, así como los sentimientos de soledad o de vergüenza pueden provocar un estado de ánimo depresivo.
– Fracaso escolar: los adolescentes pueden sentirse frustrados por causas relacionadas con el ámbito escolar. La alta autoexigencia o problemas de aprendizaje o TDAH, pueden contribuir a disminuir la autoestima, a generar pensamientos negativos autorreferentes y por tanto causar una depresión en los adolescentes.
– Otros problemas: podemos mencionar otro tipo de preocupaciones como la imagen física del adolescente, cambio de domicilio, cambio de grupo de amigos, muerte de alguien cercano (en este caso es necesario hacer un diagnóstico diferencial con el duelo), enfermedad física incapacitante, embarazo adolescente, ruptura sentimental traumática etc.
Evaluación de la depresión adolescente
La evaluación se debe realizar mediante una buena entrevista clínica, la observación así como el uso de instrumentos psicológicos (cuestionarios o escalas) que ayuden al profesional a entender de forma individual el caso. Es decir, debemos obtener toda la información posible sobre el adolescente, sus emociones, así como variables que puedan ayudar a mantener el estado de ánimo.
Durante la evaluación también pueden ser incluidos familiares o personas cercanas al adolescente. Estas personas pueden dar una visión que ayude a completar o aumentar la información que nos aportar el adolescente.
En la evaluación es importante centrarse en tres aspectos básicos:
- Los síntomas como la tristeza, pérdida de interés, irritabilidad, cambios a nivel físico (pérdida o aumento de peso) o social etc.
- Signos o síntomas de otros problemas de salud mental como ansiedad, esquizofrenia, manía etc. Así como posibles causas del estado de ánimo triste.
- Riesgo de suicidio, impulsividad o desesperanza. La evaluación se hará en un sentido preventivo y será prioritario en el tratamiento.
Tratamientos de la depresión adolescente
Podemos dividir los posibles tratamientos en tres, por una parte la prevención del trastorno psicológico en población de riesgo, y por otra el tratamiento farmacológico y psicológico.
Actualmente existen determinados programas como por ejemplo el Penn Resiliency Proyect, desarrollado por Seligman, destinados a prevenir depresión adolescente. Se trata de un programa destinado a la prevención de episodios depresivos para jóvenes de entre 10 a 16 años, desarrollado en grupo. El objetivo es disminuir las distorsiones cognitivas, haciendo el pensamiento más flexible a través de la terapia cognitiva y el entrenamiento en solución de problemas. También existen otros programas destinados al ámbito familiar.
En cuanto al tratamiento farmacológico, aunque es muy similar al tratamiento en adultos, suele usarse la Fluoxetina como tratamiento de elección en la depresión infantil y adolescente.
En cuanto al ámbito psicológico, se ha demostrado la eficacia tratamientos multicomponentes formados fundamentalmente por técnicas cognitivo-conductuales. Entre las técnicas utilizadas se recomiendan: Actividades agradables, reestructuración cognitiva, resolución de problemas, resolución de conflictos interpersonales, habilidades sociales, autocontrol y relajación, así como el uso de autorreforzamientos.
El primer objetivo del tratamiento psicológico será vencer la inactividad o “dejadez” que normalmente ocurre en los adolescentes que padecen depresión. Esto se realiza a través de la elaboración de una lista de actividades agradables para el joven, que lo ayuden a sentirse competente, a obligarse a no pasar demasiado tiempo en casa. Por tanto, se trata de que el adolescente se active activar y evitar que se den pensamientos rumiativos contraprodicentes con una alta frecuencia, así como volver a disfrutar de actividades.
La reestructuración cognitiva y el entrenamiento en autointrucciones positivas, son beneficiosas para los jóvenes que presentan abundantes distorsiones cognitivas y pensamientos negativos automátivos. Hay diferentes formas de realizar reestructuración cognitiva, ya sea según Ellis o Beck, y la elección debe hacerse individualmente dependiendiendo del caso y del profesional. Pero, podemos concluir que los pasos serían en primer lugar detectar estos pensamientos contraproducentes y entrenar al adolescente para controlarlos (debatiendo y cuestionando los pensamientos) primero en consulta y posteriormente en casa.
Las habilidades sociales pueden ser un componente del tratamiento muy importante, en el caso de que el adolescente carezca de capacidades comunicativas y/o de resolución de problemas interpersonales. El objetivo, por tanto, sería el de enseñar a una persona o grupo de personas destrezas y habilidades socialmente efectivas. El entrenamiento en grupo, puede ser beneficioso para entrenar determinadas competencias, así como por el apoyo social que puede recibir de los compañeros.
En el tratamiento no hay que olvidar el grado de autocontrol que tiene el adolescente, es decir el grado que tiene sobre sus emocionales (tristeza, ansiedad, ira etc.). Técnicas como la relajación y el manejo de las emocionespueden ser útiles para elevar el grado de autocontol de sus emociones, disminuyendo el estrés y aumentando la autoconfianza.
Debido a la frecuente comorbilidad entre trastornos de ansiedad y depresivos, las técnicas de relajación pueden mejorar el estado de ánimo debido a las emociones agradables que generan y que contrarrestan las emociones negativas vividas.
Por último, también es favorable trabajar con los padres. Trabajar las habilidades de comunicación, los métodos de disciplina positivos, el manejo de conducta y el control de las propias emociones, ayudarán a que el principal contexto de apoyo del adolescente sea favorable a su recuperación. También deben programarse actividades recreativas en familia.
Actualmente, se utilizan programas multicomponentes creados específicamente para tratar la depresión en niños y adolescentes. En la depresión adolescente el Curso de Afrontamiento de la depresión de Lewinsonh está considerado como un tratamiento bien establecido. Éste se compone de 16 sesiones cuya duración es de dos horas aproximadamente. Se compone de autocontrol, habilidades sociales, actividades agradables, relajación, reestructuración cognitiva, habilidades de comunicación y negociación, habilidades de solución de problemas, mantenimiento de logros y cuenta con la participación de los padres. Además, se comprobó que el programa era más eficaz cuando se administraba una versión reducida del programa a los padres.
El tratamiento interpersonal también ha demostrado su eficacia en el tratamiento de depresión adolescente, siendo considerado como probablemente eficaz. En éste se abordan temas como la separación de los padres o el distanciamiento familiar, el desarrollo de relaciones familiares positivas, la experiencia con la muerte o la presión por el grupo de referencia.
Depresión adolescente: ¿Cómo puedo ayudar a alguien?
Si crees que tu hijo, hermano, familiar y otro adolescente conocido padece depresión, te doy una serie de consejos que pueden resultar¡dos útiles. Sin embargo, es importante que sea un profesional el que lleve a cabo un tratamiento eficaz, que disminuya el malestar y lo síntomas depresivos.
- Detectar los síntomas es muy importante y para ello es necesario observar el comportamiento del joven así como los cambios de hábitos. Pueden haber una disminución de las salidas de casa, empeoramiento en los estudios, dejar actividades extraescolares que antes le gustaban etc.
- Ofrecer un entorno de confianza, afecto y comunicación. Ayudará a hacer sentir al joven que cuenta con una fuente de apoyo.
- Mantener abierta la comunicación.
- Hablar, contar las preocupaciones y aceptar los sentimientos. Hay personas que no hablan de sus sentimientos si no se les pregunta directamente. Para ello es necesario encontrar un momento oportuno y tener la confianza suficiente.
- No juzgar ni sermonear. No es apropiado decir frases como “no tienes por qué estar así”, “lo tienes todo en la vida” etc. Los sentimientos y emociones son algo muy personal, lo que para una persona es una fuente de felicidad y bienestar para otra puede ser algo preocupante. Así mismo, las personas no llevamos un cartel que pone nuestros problemas, puede que sea algo que no quiera compartir la causa de la depresión.
- Confía en tus instintos. Si el adolescente te dice “no pasa nada, todo está bien y no hay una causa para el estado de ánimo deprimido”, pero no es convincente lo mejor será hablar con otras personas de su entorno (hermano, profesor o amigo). Recurrir a una tercera persona de confianza puede ser beneficioso.
- Estimular al adolescente para hacer actividades placenteras tales como deporte, voluntariado, o se relacione socialmente.
- Proporciónale un horario y unos hábitos saludables, buena alimentación y establezca los límites con el uso del ordenador o videoconsola.
- Si crees que hay riesgo de suicidio, debes ponerlo en conocimiento de profesionales.
Referencias bibliográficas
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Autor: Maria Luisa Gallego. Psicóloga Sanitaria en continua formación. Interesada en trastornos psicológicos, sus tratamientos y la Psicología del Envejecimiento.
Fuente: Artículo publicado en Congnifit (web en español)