La importancia del movimiento en Montessori

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La educación formal en el tiempo de María Montessori (1870-1952) a menudo significaba sentarse quieto y escuchar. Existía una clara distinción entre el aprendizaje y el juego. Sin embargo, Montessori creía que era un error separar el movimiento del desarrollo intelectual.

Descubre cómo el método Montessori abarca el desarrollo holístico a través del libro «La mente absorbente del niño» (María Montessori, 1950). Analizamos concretamente el Capítulo 13: La importancia del movimiento.

«Tener una visión del plan cósmico, en el que toda forma de vida depende de movimientos dirigidos que tienen efectos más allá de su objetivo consciente, es entender el trabajo del niño y ser capaz de guiarlo mejor.»

«Ya es hora de que el movimiento llegue a ser considerado desde un nuevo punto de vista en la teoría educativa.»

Esas palabras son tan ciertas hoy como lo eran cuando María Montessori las dijo por primera vez. ¿Qué padre no teme la reunión de padres donde sabe que oirá «Tu hijo no puede sentarse en su asiento»?, ¿qué nuevo maestro, que después de soñar con ordenadas filas de pupitres llenos de silencio y estudiantes atentos, no se encuentra perdido cuando se entera de que los niños saben múltiples maneras de sentarse en sillas y que el simple acto de abrir un libro de texto puede hacer que toda una clase para empezar a hablar?.

En su artículo «Qué pueden hacer las escuelas para ayudar a los niños a tener éxito», Christina Hoff Sommers afirma que muchas personas sienten que los niños han de sentarse quietos en clase porque «la capacidad de regular los impulsos propios, sentarse quietos y prestar atención son componentes básicos del éxito escolar.» (Sommers, 2013) Y en un artículo titulado «Quedarse quieto es importante para el jardín de infantes», el Instituto de Padres afirma que «los niños que no se pueden sentar todavía aprenden que ser disruptivos hace que llamen la atención. Aprenden a meterse en problemas. Y esto puede fomentar problemas de disciplina a largo plazo.» (Parent Institute, 2014) El artículo continúa dando ideas sobre cómo enseñar a los niños en edad preescolar a quedarse quietos para que puedan tener éxito en la escuela. Parece como si el movimiento se hubiera dejado atrás en el desarrollo intelectual.

La Dra. Montessori, sin embargo, vio la relación entre el cerebro, los sentidos y los músculos. Visionaria en filosofía educativa, pensó que era un gran error separar el movimiento del desarrollo intelectual, y no estaba de acuerdo con la idea de que el movimiento era sólo para fortalecer el sistema cardiovascular.

«Hasta ahora, casi todos los educadores han pensado en el movimiento y el sistema muscular como ayudas a la respiración o a la circulación, o como un medio para construir la fuerza física. Pero en nuestra nueva concepción se toma la opinión de que el movimiento tiene gran importancia en el desarrollo mental mismo, siempre que la acción que ocurre esté conectada con la actividad mental en curso.»

Hoy en día, los educadores no niegan que el movimiento es importante para los niños y su desarrollo. Sin embargo, muchos ven el movimiento como lo que sucede fuera del aprendizaje. Confían en el recreo o las clases de educación física para conseguir que suelten la «energía» y los nervios. Cuando se intenta incorporar el movimiento en las aulas, a menudo se pretende que sean interrupciones del aprendizaje. Son un esfuerzo que permite que los niños se agiten y se muevan, para que puedan regresar y sentarse quietos un tiempo más prolongado. Debido a los recortes presupuestarios y a las exigencias de la preparación de exámenes, estos tiempos especiales para el movimiento se van reduciendo y cada vez se pide a los niños que se queden quietos y se concentren durante períodos de tiempo más largos. En algunos casos, el recreo y la educación física incluso se eliminan completamente del aprendizaje basado en contenidos.

Lo que realmente es clave para Montessori sobre el movimiento es que debe estar «conectado con la actividad mental en curso.»

Montessori nos dice que el movimiento con propósito es lo que impulsa no sólo el comportamiento sino también el aprendizaje. Los niños son libres de moverse por el entorno de Montessori porque el movimiento es una actividad sensorial que tiene conexiones directas con el cerebro. Cuando le pedimos a un niño que haga diez viajes de ida y vuelta para llevar las barras rojas a la estera y luego diez viajes más de ida y vuelta para devolver el material a la estantería, no le estamos pidiendo que lo haga porque lo mantiene ocupado. Le estamos ayudando a construir la memoria muscular del concepto de «diez. » Ve diez barras rojas; recoge diez barras rojas; lleva físicamente diez barras rojas hacia y desde el área de trabajo. Está aprendiendo el sistema decimal, no sólo con su mente sino también con todo su cuerpo.

Montessori nos dice que «el trabajo es inseparable del movimiento.»
Y como el trabajo del niño es aprender, debemos incorporar un movimiento decidido en su aprendizaje.

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