Día Internacional del Croissant [30 enero]

Dia del croissant

El día Internacional del croissant homenajea al bollo con cuernos hecho de masa de hojaldre, levadura y mantequilla, que puede rellenarse y sabe igual de bien dulce y salado.

Aunque se asocia comúnmente a la cocina francesa, algunos relatos sugieren que la receta proviene de Viena, donde los panaderos crearon esta masa de hojaldre en el siglo XVII para conmemorar la victoria sobre los otomanos.

Sin embargo, fue en Francia donde el croissant se convirtió en un elemento indispensable de la cultura culinaria. Durante el siglo XIX, los panaderos franceses perfeccionaron la receta, añadiendo mantequilla para darle el sabor y textura que todos conocemos.

 

Un croissant para cada paladar

Como todo lo que nos rodea, el croissant ha evolucionado para para adaptarse a los diferentes estilos de vida actuales. Desde versiones veganas hasta opciones sin gluten, los panaderos innovadores han logrado mantener viva la tradición del croissant mientras atienden las necesidades de una sociedad cada vez más diversa.

El día mundial del croissant es una buena oportunidad para disfrutar, un día más, de esta delicia. Desde los clásicos croissants de mantequilla, pasando por opciones de chocolate, crema, almendras o fruta hasta llegar a las versiones saladas de este dulce universal.

 

La leyenda del origen del croissant

Aunque muchas personas creen que proviene de Francia, el croissant es un alimento originario de Viena (Austria) y con toda una serie de leyendas sobre su origen.

La historia más difundida en cuanto a su origen es la que une la creación del dulce con la invasión turca. Fue en 1963 cuando el imperio Otomano avanzó por Europa en su guerra contra el Imperio Romano Germánico. Con el mando del gran visir: Mustafá Pachá, un individuo que había conquistado Hungría y todas las naciones que recorre el Danubio, los turcos estaban dispuestos a invadir a Viena, pero la ciudad estaba completamente rodeada por una muralla. Así, los 200 mil soldados otomanos decidieron cavar túneles por debajo de la muralla que los llevara directamente al centro de la capital y sorprender a sus habitantes a mitad de la noche.

Como todos sabemos el oficio de un panadero es sumamente sacrificado; es necesario que madruguen para poder tener listo el pan recién hecho a primera hora de la mañana, haciendo de eso toda una costumbre. Es por ello que los panaderos vieneses eran de los pocos habitantes despiertos a la hora en que los soldados hacían ruido debajo de sus hornos. Los panaderos presenciaron la emboscada de los turcos y se convirtieron en la voz de alarma y despertaron al resto de la ciudad para así detener el ataque.

Con motivo de celebrar la victoria y la resistencia de la ciudad de Viena contra los turcos, los panaderos crearon una pieza horneada en forma de luna creciente, llamado croissant, la misma luna que aparece en la bandera turca. Fue una forma de decir que se comieron a los turcos antes del desayuno.

El croissant llegó después a la corte de Versalles gracias a la reina austriaca María Antonieta, junto con otros productos y dulces que pasaron a formar parte de la cultura culinaria francesa.

El croissant era un manjar para ricos

Más tarde, cuando el croissant empezó a comercializarse y prepararse internacionalmente, solo unos pocos privilegiados podían disfrutar de él, la burguesía y la aristocracia. El motivo no es otro que el precio de los ingredientes para elaborarlo.

En esa época, los huevos y la mantequilla costaban tanto que hicieron que el croissant no fuera asequible para todo el mundo, más bien pasó a ser un manjar de ricos.

No fue hasta el siglo XX cuando se abarataron los precios y se convirtió en un alimento más de la vida cotidiana francesa, primeramente, y más tarde de todo el mundo.

 

Fuente: 365obrador, RTVE

 

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