El bosque de Oma en Urdaibai
El bosque de Oma es un lugar en el que el arte y la naturaleza se fusionan, un escenario repleto de siluetas y colores que parecen brotar de los árboles, de figuras pintadas en la corteza de los pinos que convierten el paisaje en un lienzo a cielo abierto.
Una orquesta en la naturaleza
El Bosque de Oma, una de las obras más conocidas del artista vasco Agustín Ibarrola, es una expresión de la corriente artística conocida como Arte y Naturaleza, que surge a finales de los años sesenta del siglo XX y que tiene como finalidad trasladar el trabajo artístico al medio natural, utilizando el paisaje como marco, soporte y materia prima para el artista. La obra de Land Art se ha convertido en uno de los iconos culturales más importantes de Bizkaia.
El origen del bosque de Oma
En 1982 Agustín Ibarrola comenzó a pintar sobre los troncos de más de 500 pinos en Oma, Kortezubi, en la reserva de Urdaibai.
En el recorrido hacia el bosque, se pueden divisar las referencias geográficas que han condicionado al artista en la realización de estas pinturas: los valles de Basondo y Oma, las numerosas grutas que esconde el encinar entre las que se encuentra la cueva de Santimamiñe que alberga las pinturas paleolíticas más importantes de Bizkaia: los castros prerromanos de Nabarniz y la ciudad y el árbol de Gernika.
A pesar de haber sido cercenado por diversas talas, atacado y mutilado por la acción de grupos radicales afines a ETA, el Bosque de Oma sigue constituyendo una extraordinaria experiencia artística que reflexiona sobre el espacio y el arte, sobre la vanguardia y la naturaleza, sobre la acción creativa y su uso público. Un espacio, además donde la magia que siempre esconde el bosque permite muchas maneras de mirar la intervención. En realidad, tantas miradas como personas y sensibilidades artísticas.
Como dice el propio Ibarrola “Trato de establecer una relación entre la cultura contemporánea y la cultura milenaria de mi pueblo, que es donde busco las raíces”.
Fuentes: bizkaia.eus,