Por qué es tan importante la mezcla de lenguas en el aula
Ser padre es maravilloso. Y ser padre siendo científico cognitivo que estudia la adquisición y gestión de lenguas es aún más maravilloso. Oier, el pequeño laboratorio andante que tengo en casa, es una fuente inagotable de ideas y de sorpresas relacionadas con la psicolingüística y el estudio científico del multilingüismo. Él está creciendo en un entorno bilingüe, y muestra una habilidad sorprendente para procesar cosas en cualquiera de sus lenguas. Las investigaciones más recientes demuestran que el cambio voluntario de lengua puede suponer una ventaja comunicativa.
Pero lo que más me sorprende es que, con apenas dos años, comienza a diferenciar las conversaciones en las que corresponde una lengua y no otra, ajustando su reducido repertorio léxico a cada una. Y es que el sistema de gestión de lenguas es un chaleco salvavidas que los bilingües llevan siempre puesto para nadar en contextos lingüísticamente muy demandantes.
Como perros y gatos
La adquisición de lenguas no es algo exclusivo de la tierna infancia, por supuesto. Uno puede fácilmente imaginar multitud de escenarios en los que personas de diferentes edades pueden enfrentarse al aprendizaje de una lengua diferente a la nativa.
Pero, a pesar de los múltiples modos o contextos en los que se puede adquirir una lengua no nativa, hay dos aspectos que trascienden a factores situacionales concretos y que gobiernan la comunicación bilingüe: las traducciones y la necesidad de gestionar las lenguas para evitar intrusiones. Y como veremos a continuación, estos dos aspectos son como perros y gatos, que, aunque a priori estén enfrentados, habrán de entenderse para favorecer la coexistencia lingüística dentro de un mismo cerebro.
Traducciones automáticas
Es sorprendente la velocidad de trabajo de las herramientas de traducción automática en las que insertas un texto y de inmediato recibes una versión bastante certera en otra lengua. Más sorprendente aún es la capacidad desarrollada por traductores e intérpretes para gestionar un comentario en una lengua y generar una equivalencia en el mismo momento.
Pero lo más sorprendente es que la capacidad de traducción espontánea y aparentemente automática no es privativa de algoritmos de tecnología lingüística ni de profesionales con años de entrenamiento, ya que es algo que todos los bilingües hacemos, aunque no seamos conscientes de ello.
Al escuchar o leer una palabra en una lengua, las personas bilingües activan de manera espontánea e inconsciente la traducción de esa palabra en su otra lengua, especialmente si lo que se lee o escucha está en una lengua no dominante o si los bilingües tienen un nivel competencial muy alto en sus lenguas.
Es decir, un hablante nativo de español con un nivel alto de inglés, al leer o escuchar “cats and dogs” activará automáticamente su equivalente por traducción en español, “gatos y perros”, aunque esto no sea necesario o útil en esa situación concreta. Y así, aunque pensemos que estamos inmersos en un contexto con presencia de una sola lengua, las personas que dominan más de un idioma activamos en paralelo las lenguas de nuestro repertorio, y vivimos en un contexto cognitivo bilingüe constantemente.
Gestión de lenguas
La cuestión crítica es cómo gestionar de manera adecuada todos esos elementos léxicos que tenemos activos los bilingües, controlando en la medida de lo posible las interferencias, ajustándonos a la lengua de cada escenario y evitando las intrusiones del resto de lenguas.
Numerosos estudios han puesto de manifiesto que los mecanismos de control lingüístico requieren una buena monitorización del contexto y de las lenguas de los interlocutores, una correcta inhibición de las estructuras, palabras y sonidos de las lenguas no utilizadas en la conversación, y, en el caso de requerir alternancia de lenguas (por ejemplo, cuando nos comunicamos con varias personas en varias lenguas en la misma conversación), la flexibilidad cognitiva suficiente para hacer frente al proceso de actualización tras cada cambio de lengua.
Y gracias a que estos mecanismos de control lingüístico operan de manera correcta, los bilingües conseguimos que nuestras lenguas no se lleven como el perro y el gato.
Mitos de la escuela bilingüe
La escuela bilingüe se enfrenta a un reto nada sencillo en medio de esta complejidad lingüística de los entornos multilingües: ¿cómo se deben gestionar las lenguas en el contexto escolar?
A la hora de organizar el uso de las lenguas en el ámbito educativo, lo primero que se ha de tener en cuenta es el carácter espontáneo, automático, involuntario e inconsciente de las traducciones mentales, que llevado a su extremo hace que nuestras lenguas nativas estén siempre presentes, incluso en contextos en los que la lengua vehicular sea otra. Poco sentido tiene penalizar o prohibir la presencia de las lenguas nativas en la escuela, aunque sea en clase de lengua extranjera, ya que, aunque no se verbalicen, estarán igualmente activas y presentes.
De hecho, si el sistema educativo favoreciese la alternancia real de lenguas en el aula evitando cualquier manifestación de acoso lingüístico a ciertas lenguas en contextos determinados, la comunicación podría ser mucho más fluida. Las investigaciones psicolingüísticas más recientes demuestran que el cambio voluntario de lengua puede suponer una ventaja comunicativa.
Así, un reciente estudio de nuestro equipo ha demostrado que, si permitimos a los bilingües cambiar libremente entre las lenguas que saben, lo harán muy frecuentemente, y además esto hará que sus producciones verbales sean incluso más fluidas que si les forzamos a usar solamente una de las lenguas que conocen.
Más aún, los estudios demuestran que aprender nuevos conceptos empleando múltiples lenguas vehiculares no conlleva un empobrecimiento del conocimiento. La ciencia cognitiva ya ha desmontado el viejo mito de que mezclar lenguas dentro de la misma materia podría tener consecuencias negativas para el aprendizaje, y ahora sabemos que podemos favorecer la inclusión lingüística sin miedo a que esto resulte perjudicial para la adquisición de conocimientos.
Del acoso lingüístico a la inclusión lingüística
Estamos a las puertas de una nueva era en la enseñanza de lenguas, y tenemos la oportunidad de poner el foco sobre el multilingüismo con cambios estructurales alineados con una perspectiva realmente multilingüe.
Más allá de mitos y falsas creencias, deberíamos fomentar los métodos científicamente validados en la enseñanza de lenguas e impulsar la investigación en este campo. Esto es algo que se destacó de manera explícita en la reciente Recomendación del Consejo de la Unión Europea sobre un enfoque global de la enseñanza y aprendizaje de idiomas propuesta por la Comisión Europea, que subraya la clara necesidad de desarrollar pedagogías innovadoras, inclusivas y plurilingües.
Un buen modo de empezar es creando espacios para la coexistencia de las lenguas en el contexto escolar, sin parcelar su uso y sin fomentar una gestión de las lenguas que penalice el uso de una u otra, confiando en su gestión por parte de los hablantes.
Mi hijo de dos años ha empezado a hacerlo él solo, y no le va mal.
Autor: Jon Andoni Duñabeitia, Investigador Principal de la Facultad de Lenguas y Educación, Universidad Nebrija.
En memoria de Albert Costa, amigo, compañero y mentor.
Jon Andoni Duñabeitia no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
Fuente: Artículo original publicado en The conversation